martes, 12 de diciembre de 2017

EL PROYECTO NUCLEAR ALEMÁN 1938 - 1945

... POR KURT SCHLEICHER

Científicos alemanes a principios del siglo XX
           Los físicos alemanes (desde Roentgen, primer premio Nobel de física en 1901) alcanzaron gran prestigio internacional. Fue la cuna de muchos de ellos, comenzando por Albert Einstein y otros premios Nobel de Física, como Max Planck, Johannes Stark, Otto Hahn, Werner Heisenberg, Anton Lenard y Walther Bothe.
          En los años veinte y treinta se interesaron en la comunidad científica internacional por el desarrollo de la energía nuclear: Niels Bohr, Otto Hahn, Lise Meitner, Otto Frisch, Enrico Fermi, Irene y Frederick Joliot-Curie, Wolfgang Pauli, Robert Oppenheimer, Walter Bothe, Erich Bagge, Karl Friedrich von Weizsäcker, Karl Wirtz, Paul Harteck, Manfred von Ardenne, Fritz Strassman, Leo Szilard, Edward Teller… y un aerodinámico austriaco, Herbert Wagner.
          Destacaban en este campo los científicos alemanes, como se puede observar.
        Bastantes de estos físicos eran judíos o tenían ascendencia judía, y empezaron a emigrar especialmente a EEUU a partir de 1933, cuando Hitler subió al poder. Uno de cada cuatro físicos germano-judíos tuvieron que dejar su país; en total, más de dos mil académicos abandonaron Alemania. Ejemplos: Einstein, Lise Meitner, Frisch, Szilard, Teller, etc.  Muchos de ellos se integraron después en el equipo del proyecto Manhattan (en USA, desde 1942) dirigido por Robert Oppenheimer.
Otto Hahn y su equipo (Liese Meitner y Fritz Strassman) investigaban desde 1934 los procesos de fisión del uranio, bombardeando con neutrones rápidos y lentos, obteniendo 10 especies radioactivas nuevas (transuránidos). Lise Meitner abandonó el equipo en julio de 1938 por la persecución nazi a los judíos. Poco después, en diciembre de 1938, Hahn y Strassman irradiaban uranio con neutrones lentos y obtuvieron un elemento que supusieron era un isótopo del Ra.  Como el uranio es el elemento 92 y el radio el 88, tenían que haberse producido 2 partículas alfa; investigando el supuesto radio, encontraron que el elemento era bario y no radio. Gran sorpresa, pues el número másico del bario (137) era del orden de la mitad del del uranio (238). ¡Se había escindido en dos!    Descubrieron así el proceso de fisión del núcleo del uranio.


Otto Hahn

Lise Meitner


Otto Frisch


Fritz Strassmann

Werner Heisenberg

K.F. von Weizsäcker


Paul Harteck

Walther Bothe

Erich Bagge

Walther Gerlach

Kurt Diebner

Herbert Wagner


        Tras contactar poco después por carta con Lise Meitner, ésta se reunió en marzo de 1939 con su sobrino Otto Frisch y se dieron cuenta de que dos núcleos formados por la división de un núcleo de uranio eran más ligeros que el núcleo del uranio original en torno a un quinto de la masa de un protón. Y como la masa que desaparece se convierte en energía según E=mc2, y un quinto de la masa de un protón era equivalente a 200 MeV, vieron que este valor coincidía con las mediciones. ¡Todo encajaba!
        Se había descubierto una nueva fuente de energía; para poder aprovecharse de ella, habría que descubrir una forma de controlar estas reacciones. Por este asunto se interesó  Werner Heisenberg, convirtiéndose en su objetivo lograr construir un reactor nuclear.
        En Abril de 1939 se formó en Alemania  el “Uranverein”, a nivel universitario y patrocinado por el Ministerio de Cultura alemán. En el grupo estaban, entre otros, sus miembros más insignes, Heisenberg y Hahn. Los objetivos eran:
       1: la producción de un reactor nuclear
       2: formar un grupo de investigación en el ámbito atómico en Alemania
       3: controlar las informaciones que se produjesen.
        El 24 de abril de 1939, Paul Harteck mandó una carta al jefe de la oficina de investigación del ejército, Erich Schumann, perteneciente al Heereswaffenamt (HW), en el que se cita por primera vez la posibilidad de fabricar una bomba. Nadie hizo mucho caso, hasta que estalló la guerra en septiembre, resucitándose esta carta.
        Otto Hahn declaró que antes se suicidaría que colabaorar en una bomba así. Heisenberg no fue tan drástico, pero -al parecer- manifestó que habría que entorpecer cualquier acción dirigida a fabricar una bomba y que había que dedicarse exclusivamente al reactor nuclear. Von Weizsäcker dijo que habría que investigar, pues no se podía dejar que otros se adelantasen, ya que el asunto era conocido en la comunidad internacional.
        En el otro lado del atlántico, las noticias del descubrimiento de la fisión y la energía asociada causó gran expectación, pues estaban corriendo fuertes rumores de que podría estallar una guerra por las continuas provocaciones de Hitler. Enrico Fermi, en la universidad de Columbia,  su puso a trabajar en un reactor nuclear en EEUU, así como los Joliot-Curie en Francia en un ciclotrón.

EL TEMOR AMERICANO
        Albert Einstein, motivado por Leo Szilard y Edward Teller, escribió una carta al presidente Roosevelt en agosto de 1939 advirtiendo que se había abierto la posibilidad de producir armas nucleares tras este descubrimiento alemán y además que temía que los alemanes tuvieran intenciones malévolas al haberse hecho cargo de las minas de uranio en  Checoslovaquia  tras la reciente invasión de este país.
        Tras esta carta y como la guerra no había estallado todavía,  se pusieron en marcha por los americanos acciones para localizar a los científicos alemanes huidos, para coordinarse e iniciar acciones de investigación. 
        A partir de septiembre de 1939, aunque EEUU no estaba todavía en guerra con Alemania, se tomaron estas iniciativas con mayor interés , pero no fue hasta diciembre de 1941 tras el ataque a Pearl Harbour que se tomara alguna acción por parte americana. (El Proyecto Manhattan se inició poco después, en 1942, poniendo a cargo a Robert Oppenheimer bajo la supervisión militar del general Leslie Groves).
        En diciembre de 1939, Heisenberg confirmó en Alemania que el Uranio 235 era el más indicado para originar la fisión, pues el mucho más abundante U-238 frenaba el proceso de fisión del primero y además absorbía los neutrones rápidos, paralizando la reacción en cadena. Al mismo tiempo, con neutrones lentos, descubrió que se precisaba un moderador para controlar el proceso, que podría ser grafito o agua pesada (el helio se descartó desde el principio)

LOS ERRORES DE HEISENBERG
Ø  En diciembre de 1939, Heisenberg preparó un informe declarando que para conseguir una reacción estable, el reactor debería ensamblar nada menos que 1000 kgs de grafito (o 600 litros de agua pesada) con 1 a 2 toneladas de uranio. La realidad era que bastaba con 50 kg de uranio. Nadie se atrevió a contradecir estos cálculos; ¡era el jefe!
Ø  Tras los experimentos fallidos de Walther Bothe, el grafito como moderador quedó descartado por absorber neutrones con demasiada facilidad, sin saber que la causa era que el material usado en sus experimentos estaba en estado impuro. Esto llevó a Heisenberg a preconizar el agua pesada como moderador, pues no se le ocurrió cuestionar los resultados de un reputado científico como Bothe.
Ø  El ejército alemán se interesó entonces por el Uranverein tras la carta de Paul Harteck de abril y puso en marcha  el 16 de septiembre de 1939 un “2º Uranverein” en el que ya se debía estudiar la posibilidad de fabricar una bomba atómica, bajo el mando del físico Kurt Diebner y el control militar de Erich Schumann.
Ø  Fueron reclamados (léase obligados) la mayoría de los científicos involucrados, empezando con Werner Heisenberg, su ayudante Klaus Friedrich von Weizsäcker, Otto Hahn (que se hizo el ”longuis” todo lo que pudo), Hans Geiger (el del contador, que tenía mucho interés en avanzar lo de la bomba), el propio Paul Harteck , Walther Bothe (el del fiasco del grafito) y Erich Bagge, entre otros. En general, ninguno se sentía muy animoso y al parecer (?) se confabularon para hacer boicot al objetivo de la bomba y concentrarse tan sólo en el reactor nuclear. Hubo en total unos 70 científicos, la mayoría más interesados en librarse de ir a la guerra que de progresar en las investigaciones.
Ø  Nótese que este 2º Uranverein con supervisión militar se había puesto en marcha tres años y medio antes que el americano, que también estuvo bajo control militar del general Groves y a cargo de Oppenheimer, como el “Heisenberg” americano.
Ø  Estando los alemanes limitados al agua pesada como moderador, la única fábrica existente era Norsk Hydro en Noruega. En febrero de 1940, los noruegos decidieron enviar lo que tenían a los franceses (Joliot-Curie) para evitar que cayera en manos alemanas; cuando los alemanes entraron en Francia en junio de 1940, se encontraron que el agua pesada ya se había “evaporado” con destino a Inglaterra.
Ø  El Uranverein decidió entonces poner a punto el ciclotrón francés de Joliot-Curie. Necesitaban U-235 para la fisión; fabricar una bomba a base de U-235 puro era muy difícil de conseguir en las cantidades requeridas (sólo hay un 0,7% de éste en el U-238). El grupo de Hahn había logrado producir el elemento 93, que Von Weiszäcker comprendió que era tan fisionable como el U-235 y que sería una posible alternativa. El elemento sería el Plutonio 239, que tenía varias ventajas: se aprovecha el U-238, no hay que enriquecer el uranio y la masa crítica para una posible bomba sería del orden de 1/3 que con el U-235.
Ø  Con Francia ocupada por los alemanes, el Uranverein trataba de hacer funcionar desde julio de 1940 el ciclotrón francés de Joliot-Curie, a la vez que montaban un reactor de grafito disimulado en un instituto de biología (la llamaron la “Casa del Virus”). Los experimentos fallaron.  Se preparó otro en Leipzig y también falló, con lo que se  desechó definitivamente el grafito como moderador. Walther Bothe , en Heidelberg usó agua pesada; no tuvo éxito, pero los resultados fueron “esperanzadores”.
Ø  Los alemanes estaban condenados, por lo tanto, a depender del suministro de agua pesada, pero no había suficiente ni de lejos (se hizo un pedido de 1500 kg  -la producción de un año de Norsk Hydro -  y sólo se recibieron 860 kg ya a finales de 1942, muy tarde)
Ø  Aunque Alemania disponía de varias fuentes de obtención de uranio (Checoslovaquia, Congo Belga…), no era suficiente para considerar la alternativa del U-235; para la del Pu-239 necesitaban todavía más agua pesada. Se pensó en hacer una fábrica adicional de agua pesada en Alemania, pero era inviable económicamente.  Total, el proyecto no avanzaba nada, aparte de la potencial confabulación para ralentizar los avances hacia una bomba.
Ø  En este “impass”, Werner Heisenberg visitó en septiembre de 1941 a Niels Bohr, su amigo y antiguo mentor, en Copenhage. Allí no se entendieron, pues la versión de Heisenberg era que él pretendía de Bohr que convenciese a la comunidad aliada de que en tiempos de guerra no se fabricasen bombas, pues él ya había comprobado que era factible hacerlas, aunque estaba atascado. La versión de Bohr era que Heisenberg lo que quería era que nadie hiciera sombra al desarrollo alemán para que éste llegase antes que los aliados, si es que éstos hacían algo. Ambas versiones eran posibles. Durante esta visita, Heisenberg le comentó a Bohr con un dibujo muy simple cómo podría ser un reactor nuclear a base de barras de grafito, esquema que éste se llevó después a los EEUU. 


Werner Heisenberg con Niels Böhr en Copenhague, Sept. de 1941

        En Alemania, los militares de la HW (Schumann) llamaron a capítulo al Uranverein el 16 de diciembre de 1941 a ver cómo iba lo de la bomba; asistieron Heisenberg, Hahn, Harteck y Bothe, quienes admitieron que no habría resultados a corto plazo, con lo que el HW se retiró de la investigación, frenando aún más el desarrollo. ¿Lo hicieron aposta?
        En febrero de 1942, el Uranverein entregó otro informe al HW en el que afirmaba que la construcción de una bomba un millón de veces más potente que su mismo peso en dinamita era posible o bien con U-235 o con Pu-239, usando de 10 a 100 kg de material fisionable. Y que podría ser del tamaño “de una piña”.
        Al mismo tiempo, Heisenberg tuvo éxito con una prueba a pequeña escala (esfera de 80 cm de diámetro con dos capas de uranio separadas por 140 kg de agua pesada, obteniendo un 13% de multiplicación de neutrones) que demostraba que un reactor de 5T de agua pesada podría dar una reacción autosostenible.
        En abril de 1942, Heisenberg fue nombrado director del Instituto Kaiser Wilhelm de Física, por lo que se convirtió en la máxima autoridad científica nuclear en Alemania.
        Es curioso constatar que Fermi estaba trabajando en Chicago en un reactor nuclear de barras de grafito puro, que tuvo éxito un año más tarde de la entrega del croquis de Heisenberg, con el que coincidía, haciendo funcionar el primer reactor de la historia a finales de 1942. ¿Fue casualidad o  Heisenberg le quiso engañar, suponiendo que con el grafito no funcionaría? En cualquier caso, Fermi sí se dio cuenta del problema de la pureza del grafito.
        El 9 de junio de 1942, el ministro de armamento del III Reich, Albert Speer, preguntó al Uranverein en reunión oficial si se podría conseguir en 9 meses una bomba de tamaño manejable con la potencia destructora de 1 millón de veces el de la dinamita, a lo que contestaron con un rotundo “no”. Afirmaron que primero había que desarrollar el reactor, y luego la bomba, por este orden. Speer aceptó esta condición. Se llegaron a construir 4 reactores experimentales (en Berlin, Heidelberg y Leipzig), aunque más tarde se desarrolló alguno más (En alguna referencia he leído que se desarrollaron hasta diez).
            El ejército alemán estaba por entonces fracasando en la campaña de Rusia y el soporte financiero de Speer se redujo a poco más de un millón $ para el desarrollo del reactor, que también quedó ralentizado, aparte de que la credibilidad en la bomba se redujo aún más y Speer decidió de acuerdo con Hitler intensificar entonces la financiación de las Wunderwaffen en el área de cohetes (V-1 y V-2) y aviones a reacción (Me-262), abandonando toda idea de bombas atómicas a tiempo para la guerra. Al parecer, los físicos alemanes respiraron aliviados y se conformaron con el escaso presupuesto para continuar con los reactores nucleares (y con muy poca agua pesada)
        (NOTA: El plan de los militares alemanes había sido lanzar una bomba atómica sobre Nueva York y el de los militares americanos en lanzarla sobre Berlín (¡!), De todas formas, el salvaje bombardeo de Dresde en febrero de 1945 fue igual de brutal que la bomba atómica sobre Hiroshima en agosto de ese año).
        Heisenberg, con su exiguo presupuesto y ya sin la presión de los militares para la fabricación de una bomba (¡éstos no sabían nada del proyecto Manhattan, pues  en caso contrario, la historia hubiera sido otra!), continuó desarrollando “su” reactor. El cuarto reactor, el de Leipzig, llamado L-IV, tuvo una fuga y explotó el 23 de junio de 1942, causando numerosas víctimas, salvándose Heisenberg de milagro.
        Los bombardeos aliados se fueron intensificando sobre Alemania desde 1943, especialmente donde se podía sospechar que podrían esconderse experimentos atómicos alemanes. Todavía se construyeron dos reactores más, uno en Berlín y otro en un lugar secreto a salvo de bombardeos, en Haigerloch, que estuvo a punto de lograr una reacción auto-sostenida.
        Los americanos tuvieron éxito con su reactor nuclear (el de Fermi) a finales de 1942 y en esta misma fecha lanzaron a toda velocidad y sin límites de financiación su Proyecto Manhattan de bomba atómica, temiendo que los alemanes ya les llevarían delantera. ¡Y encima lo hicieron básicamente con científicos alemanes o austriacos huidos de la persecución nazi…! Por ejemplo, Otto Frisch, el sobrino de Lise Meitner, diseñó el mecanismo de detonación de la bomba americana.
En  Abril de 1945, las tropas americanas encontraron un reactor nuclear en el sur de Alemania, en un sótano de una cervecería debajo del castillo de Haigerloch cerca de Tübingen, bajo la dirección de Heisenberg y seguramente instalado allí para escapar de bombardeos aliados. El concepto era relativamente simple: dados de uranio colgados del techo prestos a sumergirse en un depósito cilíndrico rodeado de agua pesada, pudiendo controlarse la velocidad de reacción por diversos métodos. Si se hubiese puesto en marcha de forma incontrolada, podría haberse producido una explosión “sucia” estilo Chernobyl. Hoy en día es un museo.

                                         
              Castillo de Haigerloch                                                                           Museo

Reactor de Haigerloch


        El Servicio Secreto americano organizó una misión llamado “ALSOS” desde 1943 hasta finales de 1945 para determinar primero qué científicos alemanes estaban envueltos en investigación nuclear, a la vez que determinar dónde estaban en sus investigaciones. Hasta 1945 obtuvieron pocos resultados; en esta época (abril de 1945) se descubrió el reactor de Haigerloch. Lograron también tiempo antes contactar con Walther Bothe en Heidelberg, quien les pasó bastante información.
        Hacia el final de la guerra en 1945 se lanzó por los aliados la “Operación Epsilon”, que consistía en coger prisioneros a los más destacados científicos  nucleares alemanes y tenerlos vigilados controlando además sus conversaciones, recluidos en un lugar aislado (Farm Hall). Fueron hechos prisioneros entre el 1 de mayo y el 30 de junio de 1945; eran los siguientes: Heisenberg, Von Weizsäcker, Hahn, Bagge, Diebner, Harteck,  Wirtz, Korsching, Von Laue y Gerlach.
        De las conversaciones, parecía decantarse efectivamente que ninguno estaba entusiasmado por lograr una bomba atómica, más aún, se hablaba de conspiración para no lograrla, que sí querían poner en funcionamiento un reactor nuclear y que estuvieron muy cerca. Que no creían que otros lograsen antes de mucho tiempo una bomba; de ahí que, cuando se enteraron allí que el 6 de agosto del 45 se lanzó la primera  bomba sobre Hiroshima, no se lo podían creer.
Reflexiones y curiosidades
        Es curioso constatar que las bombas americanas desarrolladas en “Los Álamos” fueron de dos tipos; una de U-235 y otra de Pu-239, lo que indica que los caminos de investigación (aún sin aparentes contactos, al menos por parte de americanos a alemanes) fueron bastante paralelos, pues el de U-235 puro fue dejado a un lado por falta de uranio y el del Pu-239 fue patentado por Von Weizsäcker.
        La primera bomba americana lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, “Little Boy”, era de U-235 y no había sido ensayada previamente, mientras que la segunda, “Fat-Man”, la que se lanzó sobre Nagasaki tres días más tarde, estaba basada en Pu-239, igual que la ensayada en Nuevo México el 16 de julio de 1945 en el ensayo “Trinity”. ¿Hubo filtraciones de alemanes a norteamericanos?
        Existe mucha “rumorología” todavía respecto al comportamiento de los científicos alemanes, que no ha sido debidamente aclarada y no existe, pues, una postura oficial al respecto; no sólo eso, sino que se han formado muchas leyendas alrededor de las llamadas “Wunderwaffen” y el nivel tecnológico nazi en 1945.
        Personalmente creo que todo indica que, en conjunto, no existió ningún “afán” de estos científicos por construir la bomba atómica germano-nazi, aunque las posturas personales de cada uno eran diferentes.  Desde un pacifista Otto Hahn, que no quería saber nada de la bomba, hasta un Kurt Diebner que le pusieron a cargo al principio para desarrollarla o un Hans Geiger que insistió machaconamente en hacerla, hay muchos matices. Heisenberg, el “jefe” de todos ellos, siempre insistió en que hizo lo posible (?) para evitar su fabricación. Von Weizsäcker también, pero matizando que como “otros” lo lograrían, que habría que avanzar en ello. El aerodinámico Dr. Herbert Wagner opinaba que había necesariamente que hacerla y hasta diseñó aviones no tripulados para poder llevarla a cualquier rincón del Globo; tras la guerra, estuvo asalariado por los americanos desarrollando cohetes y sistemas de navegación. Lo que parece indudable es que el avance de las investigaciones fue muy lento, no sólo por falta de motivación, sino por falta de medios, material y por la falta de expectativas de tener una bomba disponible antes del fin de la guerra.
        La gran  escasez de agua pesada contribuyó mucho; los aliados lo sabían y en febrero de 1943 sabotearon la fábrica Norsk Hydro en Noruega, pero sólo lograron interrumpir la fabricación por dos meses. Fue bombardeada con poco éxito en noviembre de 1943. Los alemanes decidieron un año más tarde llevarse toda el agua pesada que estuviera disponible, pero un partisano noruego hundió el ferry que la llevaba en febrero de 1944, lo cual ya sí que constituyó una debacle. Habría que haber levantado un monumento al tal partisano; fue el que más daño hizo a la evolución de una bomba alemana.
        En una de las biografías de Canaris, el jefe del Abwehr,  leí que el barón Ernst von Weizsäcker, el padre del físico, era íntimo amigo de Canaris y estaba asimismo desde su puesto de diplomático en el gobierno nazi entre los conspiradores para derrocar a Hitler. Canaris conoció por tanto por vía casi directa de la investigación atómica alemana y se propuso “estorbarla” en la medida de sus posibilidades, para que una bomba así, que el hijo de su amigo estaba seguro de poder conseguir, no llegase a buen término. Lo que hizo o no hizo para ello son especulaciones…

                                  Otras Wunderwaffen.
    Sobre el potencial tecnológico nazi a finales de la guerra, existen multitud de especulaciones y hasta leyendas. Aparte de las armas conocidas y que entraron en servicio, cohetes V-1, V-2 y los aviones a reacción  (Me-262) o con motor cohete (Me-163), otros muchos desarrollos se quedaron en el tintero o en fase de prototipo. Por ejemplo, cohetes de varias etapas o de seguimiento por radar, como el Henschel He-117, alas volantes como el Horten Ho 229 o Ho-IX con difícil detección por radar, fortalezas volantes como el Ju-390, tanques de nueva generación, submarinos con “Snorkel” para largas inmersiones de la serie 21 y 23, cañones gigantes de más de una tonelada, etc. Incluso hay historias sobre desarrollos de “platillos volantes” (ver al final) y avanzadas tecnologías.

                       
                       Henschel  He 117                                El Ho-IX llevado a los EEUU en 1945




HO-IX  ala volante

“Die Glocke” y el “Proyecto Haunebu”          
          La Campana (“Die Glocke”) era un artefacto volante de unos 3 metros de diámetro y 4 m. de altura que se desarrolló en unas minas cerca de Breslau (hoy Wroclaw) en Polonia, con dos cilindros contra-rotatorios llenos de un material (¿radioactivo?) similar al mercurio. Según cuentan, tenía un radio de acción de 150 a 200 metros  (¿a poca altura?).    Lo curioso es que Walther Gerlach, uno de los científicos  nazis internados en Farm Hall, fue un experto en polarización magnética, investigó la levitación magnética, premio Nobel por el descubrimiento del spin del electrón (¡experimentando con mercurio!) y experto en resonancia magnética, que tantas aplicaciones tiene hoy en día. Fue el responsable técnico de la “Glocke”, según varias fuentes. Se cuenta que “la Campana” se llevó a EEUU, a la base de Wright-Patterson, y que se siguió experimentando en vuelo, con accidente y todo.
          En cuanto a los “platillos” ya se inició su estudio en 1939 o incluso antes y todo desapareció en 1945. Hubo dos proyectos con dos diferentes tecnologías: el soplado por efecto Coanda (reproducido tras la guerra: Avro Canada “Avrocar”, con poco éxito) y los de levitación magnética (la especialidad de  W. Gerlach), de los que no hay ninguna evidencia práctica (Proyecto Haunebu). Se cuenta que el general a cargo del desarrollo (Hans Kammler, desaparecido tras la guerra) fue llevado en secreto con su artefacto a EEUU (o a Argentina, según otras fuentes), donde “alguien” pretendería desarrollarla. De ahí a relacionarlo con los avistamientos de OVNIS en 1947 o el “misterio de Roswell” donde se estrelló un UFO de ésos, hay un paso…  Y de ahí también al esoterismo nazi y la leyenda.

            
                                        Walther Gerlach                                    La Campana        


        Gen. Hans Kammler       







De la película Iron Sky 2012


Se cuentan historias como la existencia  de una base nazi en la Antártida, donde recalaban estos “platillos volantes”, que “atacaron” en 1947 a la flota americana del almirante Richard E. Byrd...

Pero eso ya será motivo de otra presentación.






7 comentarios:

  1. Como información, este tema se suscitó en nuestro AULA 64 del 11 de diciembre pasado con ocasión de presentar Vicente Ramos una conocida fotografía de los sabios más significativos del siglo XX en el congreso de Solvay en 1927; entre ellos estaba Werner Heisenberg. Vicente nos comentó que le había impactado saber del mérito de este científico alemán por haber bloqueado el desarrollo de la bomba atómica en Alemania nada menos que en los comienzos de la IIGM. Como yo había dado una charla sobre este tema hace algún tiempo y durante la cena algunos compañeros me mostraron su interés en este asunto histórico que estuve investigando personalmente hace algún tiempo, consultando sobre todo fuentes alemanas, se me ha ocurrido incluirlo en nuestro Blog.
    El formato surge de transformar una presentación de Powerpoint que no se puede subir directamente al blog; de ahí que resulte algo "extraño" con tanto apartado. La intención es analizar la evolución año a año para entender cómo se desarrollaron los hechos y por qué.
    Lo impactante de este asunto es pensar en lo que hubiera podido pasar con una bomba atómica en manos de Hitler en plena guerra mundial; los de un lado del Atlántico habían pensado en lanzarla sobre Nueva York y los del otro lado sobre Berlín. ¡Menos mal que la guerra en Europa terminó en mayo de 1945! Da escalofríos sólo el pensar que no hubiera sido así. Como la guerra del Pacífico se prolongó más allá de esa fecha, a los americanos ya sí les dió tiempo a lanzarla sobre los japoneses, lamentable hecho histórico bien conocido, pero que al menos propició que se diera por terminada la guerra de una vez.
    Por poco la historia podría haber sido otra...

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  2. Un artículo excelente, de verdadero nivel. No sólo se ajusta a lo poco que yo sabía, sino que lo enriquece considerablemente. Es, a mi entender, la clase de trabajo en que más deberíamos prodigarnos. La nostalgia está muy bien y es agradable disfrutarla de cuando en cuando, pero el caso es que acaba por aburrir. Con los artículos como el de Kurt sucede todo lo contrario.

    En lo único que me atrevo a discrepar es lo que dice Kurt de las Wunderwaffen que no pasaron de prototipos, y en particular de los submarinos Tipo XXI y Tipo XXIII. Según mis datos, ambos tipos de barcos llegaron a entrar en servicio. Los Tipo XXIII eran costeros y se apuntaron los últimos hundimientos de la guerra, a finales de abril o primeros de mayo de 1945. El Type XXI se desplegó en un número significativo en las bases de Noruega. Salvo uno no llegaron a atacar, pues el entrenamiento de las tripulaciones era complicado por ser buques enteramente nuevos, de tecnología muy diferente a la de los barcos standard, los Tipo VII y IX. Uno de ellos, creo que al mando de Erich Topp, se hizo a la mar a tiempo para dar con un crucero americano. No le atacó porque ya era 9 de mayo y la guerra había terminado, pero se puso unas cuantas veces en posición de ataque, cosa de la que nadie se dio cuenta en el buque americano. Al entregar su buque semanas después, Topp explicó con detalle lo que hizo a los atónitos oficiales americanos, los cuales, como primera medida, embargaron todos los Tipo XXI fondeados en Noruega. A título de curiosidad final, un Tipo XXI se conserva en calidad de buque-museo, me parece que en Bremerhaven. Me parece que fue uno de los confiscados por la US Navy que se devolvió muchos años después, aunque no estoy seguro.

    En cualquier caso, insisto: un artículo memorable. A ver si entre todos somos capaces de producir más cosas como esta.

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    1. Gracias por el comentario, Alfonso; me alegro que te haya gustado el artículo.
      Decidí añadir un breve resumen (poco detallado) sobre otro tema muy atractivo, como es el de las Wunderwaffen o “armas milagro” ya muy al final de la guerra, que probablemente mereciese un trabajo aparte. La razón es por la mención a la “frustración” de Hitler al recibir el informe de Albert Speer de que todo aquello de la “superbomba” no iba a llegar a tiempo en los plazos que él quería y decidió impulsar (léase financiar) las otras Wunderwaffen. El gran éxito de la Operación Manhattan americana no fue sólo conseguir la bomba, sino saber mantener el asunto tan en secreto que no se enteró nadie, si siquiera los pueblos vecinos de Álamogordo. Está probado que los físicos alemanes se quedaron con la boca abierta tras lo de Hiroshima, de lo que se enteraron estando todavía retenidos en Farm Hall, pues se hicieron grabaciones en secreto de sus conversaciones.
      En cuanto a las Wunderwaffen, sólo unas pocas llegaron a usarse y no fueron al final muy relevantes, pese a los bombardeos de las V1 y V2 sobre Londres, debido a su falta de fiabilidad. La gran mayoría se quedaron en el tintero a nivel de estudios o planos; por ejemplo, Blohm&Voss diseñó bajo enorme presión multitud de cazas supersónicos con alas en flecha que no llegaron ni a prototipos. En cuanto a los submarinos tipo 21 y 23 supusieron efectivamente un salto tecnológico hacia adelante y entraron en servicio, pero también muy tarde para representar un efecto práctico en lo militar. No me he expresado bien cuando generalicé lo de “no pasaron de prototipos”, pues quería decir que ya no tuvieron relevancia, pese a lo del salto tecnológico. Esto me recuerda que en 1930 se fabricó en España, en los Astilleros de Cádiz, el submarino más moderno del mundo por entonces; éste sí que no pasó de prototipo pese a estar muy interesada la marina española, debido a que sus dos patrocinadores, el general Primo de Rivera y Alfonso XIII “desaparecieron” a principios de 1931 y el nuevo gobierno saliente no lo apoyó. Existir, existió, aunque tampoco llegó a hundir nada. Otra ocasión perdida, no sólo por lo de Isaac Peral y Narciso Monturiol. Mala suerte de los submarinos en España...

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    2. Por si alguien está interesado en los Type XXI: https://en.wikipedia.org/wiki/Type_XXI_submarine

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  3. El comentario fué sobre la ética de Heisenberg, si como realmente un biógrafo de Einstein (GENIUS) lo retrata conocedor de la solución para obtener la bomba atómica y él retrasó a conciencia el proyecto para no ser responsable intelectual de la muerte de cientos de miles de personas.
    También comenté acerca de otro gran personaje de la foto, Niels Böhr, que con motivo de una visita suya a la fábrica de Tetra Pak en Lund en los años 50, se le concedió a Hans Rausing, creador de la idea del envase tetraédrico envasado automáticamente y en continuo, por la Real Academia de las Ciencias de la Ingeniería la nominación de gran invención sueca de todos los tiempos.
    Copio la cita original:
    Upon visiting the Tetra Pak factory in Lund in the 1950s, Danish Nobel Prize winner and Physics professor Niels Bohr called the tetrahedron "a perfect practical application of a mathematical problem", and the invention lay the foundation of the Tetra Pak success saga.[5] The Royal Swedish Academy of Engineering Sciences has called the Tetra Pak packaging system one of Sweden’s most successful inventions of all times. The development of the triangular tetrahedron carton package, the rectangular Tetra Brik, was represented at the 2011 exhibition Hidden Heroes – The Genius of Everyday Things at the London Science Museum/Vitra Design Museum, celebrating "the miniature marvels we couldn’t live without“

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    1. Pues a lo mejor podríais haber aprovechado la visita de Niels Bohr para desarrollar un Tetrabrik irradiante, ya puestos. La irradiación de alimentos o “pasteurización fría” sirve para eliminar bacterias u hongos que deterioren el alimento; lo malo es que es público es probable que no aceptase de buena gana algo que suene a “envase radioactivo”. Habrá que preguntárselo a Jose Manuel Bretón…

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    2. Pues a lo mejor podríais haber aprovechado la visita de Niels Bohr para desarrollar un Tetrabrik irradiante, ya puestos. La irradiación de alimentos o “pasteurización fría” sirve para eliminar bacterias u hongos que deterioren el alimento; lo malo es que es público es probable que no aceptase de buena gana algo que suene a “envase radioactivo”. Habrá que preguntárselo a Jose Manuel Bretón…

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