jueves, 17 de abril de 2014

LA DUQUESA DE SAGÁN

por Ildefonso Arenas



Nuestro compañero de promoción, Ildefonso Arenas, acaba de publicar un nuevo libro de narrativa histórica, y podreis leer en mayor extensión el comentario que del mismo hace Kurt Schleicher en el siguiente enlace de Nuestros Libros:


jueves, 3 de abril de 2014

NUESTROS VIAJES

Comenta Kurt, y con razón, que llevamos tiempo sin publicar algo en el apartado NUESTROS VIAJES.

Con esta entrada queremos animaros, a todos los compañeros de Promoción, para que compartamos esas experiencias viajeras que ahora, cuando la mayoría ya disfrutamos de mas tiempo para dedicarlos a nuestras cosas, podemos abordar más fácilmente.

Kurt, estupendo fotográfo, nos deleita de nuevo con las magníficas instantáneas que ha realizado en su último viaje, y nos invita a, desde la comodidad de nuestra casa, a acompañarle por tierras de COSTA RICA. JUNGLA y VOLCANES. (Pinchad ahí y lo veréis)

martes, 1 de abril de 2014

El primer hombre que voló

por José Enrique García Pascua.


Orgullosa se siente la promoción 64 de nuestro amigo Kurt, que fabrica aviones, pero debemos reconocer que no ha sido el primero, sino que otros, dentro y fuera de nuestro país, ya se dedicaron en tiempos pasados a tareas semejantes, con más o menos éxito. Hoy me gustaría hablar del primero.
El primero no en fabricar artilugios que teóricamente volasen, sino el primero en volar efectivamente con uno de ellos, con un aparato más pesado que el aire capaz de desplazarse a través de éste. Aunque no es generalmente reconocido, este pionero fue español, y de tierras burgalesas, para más señas.
Hará dos o tres años que anduve viajando por las comarcas del Arlanza y del curso medio del Duero y me detuve a contemplar los restos de la ciudad romana de Clunia (Colonia Clunia Sulpicia), la antigua capital de convento jurídico cuya importancia en los siglos I y II atestiguan las excavaciones que se están llevando a cabo. Al pie de la meseta en que se elevó Clunia hasta el siglo VII, se encuentra el municipio de Coruña del Conde, de cuyo término forma parte el recinto arqueológico y cuyo nombre, “Coruña”, no es sino derivación de “Clunia”. Se trata de un asentamiento medieval a orillas del río Arandilla y coronado por las ruinas de un castillo.
Al acercarme a Coruña, después de abandonar el yacimiento, lo primero que atrajo mi mirada fue un avión Saeta del Ejército del Aire español posado en el alcor que domina el pueblo, al pie mismo de los muros del castillo. Una vez verificado que no se trataba de un aterrizaje forzoso, me percaté de que constituía una especie de monumento que alguien había erigido allí y supuse que se trataba del capricho de un rico vecino que, de este modo, pretendía adornar su propiedad. Sin más averiguaciones, me dirigí a las afueras de la localidad, en donde se encuentra la ermita del Santo Cristo de San Sebastián, interesantísimo templo de origen visigótico, que era el monumento que iba buscando.
El domingo pasado Mariángeles y yo volvimos a aquellos lugares y de nuevo visitamos Coruña del Conde. Esta vez pude comprobar que el avión no se encontraba en su sitio, lo que no dejé de agradecer, pues me parecía un despropósito su presencia apabullante en lo alto del casco urbano. Tranquilizado por esta constatación paré en la plaza aledaña a la puerta de la antigua muralla urbana y me topé con una estatua sobre un pedestal en donde una placa informaba de que el personaje representado era Diego Marín Aguilera, el primer hombre que voló.
Como se puede ver en la foto adjunta, este personaje aparece pilotando un artefacto dotado de alas y en trance de dirigirlo accionando pedales y manivelas. El aparato resulta un poco más simple que los Airbus 380 que Kurt diseñó y, de hecho, es improbable que, tal como se nos muestra, eso pueda volar nunca, pero es de suponer que nos encontramos ante una recreación fantástica de un artista que carece del título de ingeniero aeronáutico.

Diego Marín Aguilera en pleno vuelo

Lleno de curiosidad, entré en el bar y allí la encargada me ilustró con gran interés y amabilidad acerca de quién era el personaje inmortalizado en la plaza, incluso me regaló un folleto que contenía más información sobre este tema y también sobre otros pormenores de la historia de la localidad.
De vuelta a mi casa, busqué algunos datos más sobre Diego Marín, del que pensaba que no merecía la poca trascendencia que ha tenido su hazaña. En el Diccionario Enciclopédico Espasa ni se le menciona, así que no es extraño que sea desconocido para los que poseemos una cultura enciclopédica, si bien no he podido consultar la Enciclopedia Espasa grande, por lo que tal ignorancia acaso sea sólo culpa de mi desidia. En cambio, en la enciclopedia on line que todo el mundo consulta ahora, es decir, Internet, sí encontré algunos artículos sobre nuestro personaje, aunque pocos y no del todo coincidentes. En cualquier caso, conseguí descubrir que no era tan desconocido, porque su iniciativa sí ha recibido algunos reconocimientos. Para empezar, en Burgos hay un Instituto de Educación Secundaria que lleva su nombre, IES “Diego Marín Aguilera”, y en el año 1996 se produjo una película, La fabulosa historia de Diego Marín, inspirada en su vida, pero el mayor reconocimiento provino del mismísimo Ejército del Aire, que en el año 1993, con motivo del bicentenario del vuelo de Diego Marín, se presentó en Coruña del Conde y realizó un homenaje al héroe local, con exhibiciones aeronáuticas y de lanzamiento de paracaidistas, tal como me contó la encargada del bar, culminando el homenaje con la entrega al pueblo del Saeta omnipresente que hallé en mi anterior visita. También fue la encargada quien me hizo saber que el avión había sido retirado de su emplazamiento por algún desperfecto que hacía peligrar su estabilidad. Espero que no lo vuelvan a instalar allí arriba, por el bien de la panorámica.
Creo que es el momento de contar en qué consistió la epopeya de Diego Marín Aguilera. Este hombre nació en Coruña del Conde (provincia de Burgos) en 1757 y se ganó la vida como pastor. Era, no obstante, persona de aguda inteligencia, que le permitió lleva a cabo varios inventos prácticos que estuvieron en uso muchos años, como un mecanismo para mejorar el rendimiento del molino ubicado sobre el río Arandilla o una sierra para cortar mármoles en la cantera de Espejón, municipio cercano, pero ya en la provincia de Soria.
No obstante, el sueño de Diego Marín era volar, por lo que se dedicó a observar a águilas y buitres e incluso cazó varios ejemplares, para estudiar su anatomía. Fruto de sus investigaciones fue el diseño y fabricación de un aparato volador más pesado que el aire, es decir, un aeroplano, que construyó con la ayuda del herrero del pueblo.
No se conserva dicho aparato, pero podemos encontrar algunos datos al respecto. Leo en un sitio de Internet que el ingenio tenía la forma de un planeador de unos ocho metros de envergadura con un cuerpo de más de cuatro metros. Las alas estaba recubiertas de plumas y disponían de unos alerones que podían controlarse por medio de manivelas, mientras que unos estribos permitían orientar la cola, sin embargo, no encuentro en este sitio cita alguna que explique de dónde han salido estos detalles. Por su parte, la Wikipedia habla de que las alas se podían agitar, gracias a unas articulaciones de hierro de forja, que les daban cierto movimiento de abanico, mientras que el folleto Coruña del Conde, editado por el Ayuntamiento de este municipio (D. L. BU-520/04), dice que se trataba de “un pájaro mecánico compuesto de una viga armada de madera, dotada de alas que podían ser batidas por un mecanismo especial constituidas por varillas de hierro cruzadas de alambres en las cuales [su autor] colocó telas y plumas”.
Mis conocimientos de aeronáutica son ciertamente escasos, pero me encuentro rodeado –como cualquier ciudadano del siglo XXI– de aparatos voladores de todo tipo y no me resulta difícil inferir que, para que un avión mantenga un vuelo a distancia, necesita de un motor que lo propulse. En las aves el motor es el aleteo, pero, según creo, ningún posible animal volador puede superar el tamaño y el peso del cóndor (la mayor ave voladora), ya que sus músculos no podrían realizar semejante trabajo, así que un ser humano precisaría de un artefacto de gran complejidad, que multiplicase su fuerza muscular, para mover unas alas acordes con su peso y tamaño. Seguramente, tan complejo artefacto, puramente mecánico, sería demasiado voluminoso para incluirlo en una estructura voladora monoplaza. Todas estas consideraciones me llevan a sospechar que el aparato de Marín Aguilera nunca habría logrado el objetivo que su creador se había propuesto, llegar de un vuelo hasta El Burgo de Osma.
Pero, según las crónicas, lo intentó. El 15 de mayo de 1793, ayudado por su amigo Joaquín Barbero y una hermana de éste, subió su aeroplano a la peña del castillo y se lanzó al vacío diciendo a sus acompañantes que se dirigía a El Burgo de Osma. Wikipedia afirma que despegó de noche, pero me parece que ya era lo suficientemente difícil la empresa como para efectuarla a oscuras, sin posibilidad de orientarse, así que seguramente saltó de día y también fue observado por otros vecinos. Wikipedia aporta además el dato de que se elevó unas cinco o seis varas y tomó el rumbo de El Burgo de Osma.
Según las crónicas, en pleno vuelo se rompió un perno del ala derecha del artilugio, lo que le hizo descender poco a poco hasta caer bruscamente a tierra. El folleto Coruña del Conde asegura que, como consecuencia de la caída, el piloto quedó gravemente herido; ahora bien, desde el punto de despegue hasta el lugar en que cayó, Diego Marín recorrió con su aparato una distancia aproximada de 430 varas, cifra recogida en el folleto Coruña del Conde. Una vara castellana equivale a 0’835905 metros, por lo que la distancia alcanzada por el vuelo de Diego Marín fue de unos trescientos sesenta metros, marca que le convierte en el primer hombre que voló.
Sus convecinos quedaron asustados por las consecuencias de la aventura de Diego Marín y destruyeron el aparato volador, impidiendo a su constructor realizar nuevos intentos. Dice el folleto Coruña del Conde que esta circunstancia le acarreó una profunda depresión que ocasionó su muerte prematura el 11 de octubre de 1800 (Wikipedia ofrece la fecha de 1799).
La historia universal nos cuenta que el inicio de la aviación tuvo lugar cuando el 21 de noviembre de 1783 Pilâtre de Rozier y el marqués de Arlande se elevaron en un aeróstato ideado por los hermanos Montgolfier sobre los jardines de la Muerte, en París. Hay que ser muy chauviniste para aceptar que el ascenso en un globo cautivo te convierte en aviador. Nosotros tenemos el defecto opuesto al de los franceses y nuestra inveterada envidia nos lleva a ignorar o menospreciar los logros de nuestros compatriotas; sin duda, por esto Diego Marín Aguilera, el primero que verdaderamente voló, es casi un desconocido fuera de su pueblo.

Torrecaballeros, 27 de marzo de 2014.
 

ESTAMBUL, impresiones de José Luis Cerdan


Ciudad en que el turismo judeocristiano está en minoría en relación con el musulmán. Sigue siendo el cruce estratégico Europa-Asia, dónde conviven todas las culturas.


Mientras que el sultán Mehmet y su arquitecto Shinan respetaron escrupulosamente Santa Sofía (Justiniano, S. VI) de Artemio de Tralles e Isidoro de Mileto no sólo eso, sino que estabilizaron por completo su cúpula y la tomaron como ejemplo para sus mezquitas, en Córdoba, nuestros reyes cristianos,  destruyeron parcialmente la mezquita de Abderramán e incrustaron una horripilante catedral gótico-flamígera que hizo exclamar a Carlos V: "habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes"..más en:
 
http://13escultor.blogspot.com.es/2014/03/estambul-impresiones-de-jose-luis.html

BURGOS CABEZA DE CASTILLA II

por José Luis Cerdán (Burgalés consorte)

La provincia de Burgos es una de la más extensa España. Se extiende de norte a sur desde los puertos de la cordillera Cantábrica hasta el cauce del río Duero y de oeste a este por las llanuras de la meseta norte y la sierra de la Demanda, dentro del heterogéneo sistema Ibérico.